El domingo terminaba una de las propuestas artísticas más interesantes de la temporada. Aragon Park ha sido una exposición que hemos podido ver este mes de julio a las afueras de Madrid. Más de veinte artistas han intervenido en los casi 30.000 m2 de un macro edificio de oficinas a medio construir, abandonado. Aragon Park es un vestigio de los felices años 2000, decada de constructoras, corrupción, despilfarro y arquitecturas faraónicas. Nosotros hemos podido hablar con los cuatro impulsores del proyecto: Ángela Jiménez Durán, Marlon de Azambuja, Erik Harley y Rafa Munárriz.
- El confinamiento ha dado lugar a un montón de propuestas deslocalizadas, y tras finalizar el encierro se sigue un poco con esa mentalidad de la imposibilidad de lo físico y la “necesidad” de desarrollar un escenario artístico y cultural virtual. Sin embargo, vosotros pensasteis en un proyecto que es todo lo contrario, muy localizado, donde el espacio físico es protagonista.

ÁNGELA JIMÉNEZ DURÁN: La idea de Aragon Park cobró forma durante el confinamiento pero la verdad es que somos muchos los artistas que ya estábamos dándole vueltas a la idea de una exposición en un lugar diferente, o como mínimo, a la posibilidad de poder trabajar con unas condiciones que no respondan a una convocatoria o a una institución.

Es verdad que con la pandemia, creo que ha habido un momento «bisagra» en el que la interacción digital ha superado a la interacción física y presencial. Nos hemos visto más a través de la pantalla que en persona. Pienso que este cambio ha despertado en muchas personas unas ganas de trabajar en una realidad física, algo que pueda tocar con las manos, algo que pueda ver con mis ojos y sin filtros.

Por otro lado me parece importante asumir que al igual que hay obras que existen para el espacio digital y están pensadas para verse en él (de hecho, en el proyecto hay una intervención digital, de Cristina Spinelli), hay otras que necesitan un tiempo, y casi una idea de experiencia. Esto es lo que muchos de nosotros hemos perseguido con las obras e instalaciones de Aragon Park. No se trata de ver «una obra» se trata de recorrer un lugar, con luz que cambia a lo largo del día, con intervenciones como las de los grafiteros, presencias de otras personas del lugar, y vivir las obras como un momento en el espacio y en el tiempo.

- ¿Qué podemos ver en Aragon Park?
RAFA MUNÁRRIZ: Aragón Park es un edificio paralizado a mitad de construcción en la periferia. En el proyecto que hemos planteado se podían ver todo tipo de intervenciones propuestas por más de 20 artistas, en las cuales destaca cómo los propios artistas han aprovechado la situación para realizar proyectos más experimentales y ambiciosos en escala. Muchos de ellos parten de la propia arquitectura del edificio o de materiales encontrados en el mismo.

- ¿Cómo ha sido el proceso de creación de las piezas? ¿Cada artista realizó un trabajo de campo previo, fueron creadas in situ…?
RAFA MUNÁRRIZ: Todos los artistas trabajaron en torno a dicho escenario. Muchos produjeron la pieza en el edificio y otros, en base a lo que habían observado en el edificio, prepararon piezas en el estudio para después ser montadas allí. Estos resultados parten de que los artistas participantes provienen de áreas diversas, hay performers, pintores, escultores, etc. De cualquier modo, la mayoría de las piezas parten de la producción a través recursos mínimos o encontrados, pero haciendo de esto un beneficio.

- Aragon Park es “un experimento expositivo, una amalgama de arqueologías de lo abandonado, una carta de amor hacia la periferia y un manifiesto abierto a nuevas narrativas sobre lo fortuito, el ensayo, la ensoñación y el error”. Las características de este proyecto os a dado la libertad de acción que os ha permitido experimentar, deteneros en lo imprevisible y soñar a lo grande. Como ya hicieron los grandes empresarios en los 2000. ¿Es esto lo que extraéis de “los ilusos 2000”, el ensoñamiento como leitmotiv?

ERIK HARLEY: Los dos mil pasarán a la historia como la edad dorada del despilfarro, como el último gran boom de un sistema a todas luces caduco, corrupto y endémicamente especulativo. Ensoñamiento es una forma educada de referirse al despotismo con el que se ha abordado la construcción en España durante las últimas décadas. Nosotros, a diferencia de empresarios y administraciones pormishuevistas (1), vivimos una realidad económica diametralmente opuesta. Donde #precariedad es prácticamente un estado civil. Ellos experimentaron con puentes hacia el futuro, rotondas de infarto, auditorios de lujo, monumentales estaciones y aeropuertos. Nosotros nos hemos dado el lujo de experimentar con la ruina que heredamos de su ensoñamiento y algún que otro ladrillo. Creo que sus sueños son más divertidos.

- La fascinación por la ruina ha estado presente a lo largo de gran parte de la historia del arte, desde el renacimiento hasta ahora. En el Renacimiento sirve de referencia para la construcción de la “modernidad” y en el Romanticismo las ruinas encarnan el desencanto ante las promesas de progreso y muestra las limitaciones humanas con respecto a la poderosa y “destructiva” naturaleza.
Aragon Park es una exposición en una ruina y a la vez la ruina es un denominador común en gran parte de los artistas del proyecto ¿a qué crees que se debe? ¿Qué significa para ti la ruina?

ERIK HARLEY: En muchos casos abordar la ruina se ha antojado como una necesidad más que como una opción. Las condiciones del propio espacio han jugado un papel imprescindible en las propuestas de esta exposición. Para mi, lo irrepetible e interesante de esta muestra recae precisamente en el espacio. Concretamente en el estado del edificio y la diversidad con la que hemos abordado su problemática, posibilidades y limitaciones. El contraste entre la aséptica sala blanca a la que estamos acostumbrados y Aragon Park es evidente. Está exposición está en ruinas. Pero puede que pronto deje de estarlo. La diferencia que hay entre esta ruina contemporánea y la que fascinó a románticos y renacentistas, es la propia condición temporal de la misma. Este edificio fue levantado en 2004 y fue abandonado sin terminar dos años más tarde en consecuencia de la caída libre que protagonizó la empresa inmobiliaria propietaria. Durante esta semana alberga una gran exposición y en pocos años puede que lo veamos convertido en un hotel de lujo. La ruina del presente es el tesoro del futuro. El ladrillo nunca baja, al menos no en España.

ÁNGELA JIMÉNEZ DURÁN: Una cosa que me pareció especialmente bella al escuchar al dúo ACCA (André Covas y Carmo Azeredo) hablar de su trabajo, es que señalaban el hecho de que la ruina en la que está Aragon park nunca llegó a existir del todo, el edificio nunca funcionó, y en cierto sentido fue ruina antes de ser cualquier otra cosa. En todas las grandes ciudades hay muchos lugares abandonados y vacíos, pertenecientes a bancos y fondos de inversión diversos, resultados de deudas millonarias inasumibles. La idea de que todos estos espacios están vacíos y muchos de ellos en plena decadencia, mientras que otras personas no tienen dónde vivir, es algo horrible, y es directo resultado del mundo capitalista en el que vivimos. La existencia de la ruina es parte inherente de lo urbano hoy en día. En este sentido también es muy interesante acercarse al trabajo de Erik Harley, que investiga toda la corrupción urbanística y arquitectónica especialmente presente en nuestro país a través de unos textos muy interesantes y nombrando esta corriente del despilfarro como «Pormishuevismo». Me parece natural que muchos artistas hayan trabajado con esta idea, por la propia fuerza del espacio y las evocaciones que tiene, y por nuestra realidad de cada día. Eso sí, desde mi punto de vista personal, una ruina no es un estado final desde el cual no puede haber una evolución: los espacios pueden redefinirse y cobrar otro tipo de vidas, reformarse constantemente. Me gusta el hecho de que trabajar en una ruina implica también trabajar con una historia y un pasado, muchas veces desconocido e imaginado. Esto resulta muy enriquecedor para el proceso de creación y para la obra.

- ¿Qué significa para vosotros la ruina?
MARLON DE AZAMBUJA: Todo, tarde o temprano, se hará ruina. Nosotros, nuestras cosas. Incluso las ruinas mismas terminarán por desaparecer. Me gusta entonces, y eso es muy personal, aceptar que todo son capas de transformación, y disfrutar esos momentos mientras se puede.

RAFA MUNÁRRIZ: La ruina puede ser una situación temporal, un momento en el cual algo deja de ser o servir para su función primaria y facilita el cuestionamiento.

- Sois veinticinco artistas participando en la exposición ¿Cuál ha sido el proceso para la participación de los veinticinco artistas en el proyecto? ¿Cómo os habéis juntado?
MARLON DE AZAMBUJA: El proceso ha sido muy espontáneo, nos juntamos los 4 y fuimos a ver el primer lugar que nos comentaba Rafa y fue un flechazo, desde ahí nos reunimos y empezamos a hacer listas, intentando cubrir lo máximo posible de procedencias, edades, tipologías de trabajo, etc. Han quedado fuera muchísimos amigos y artistas que creemos que podrían estar, sobre todo porque en principio pensábamos que no deberíamos ser muchos porque no sabíamos cómo iba ser trabajar allí tanta gente, no queríamos llamar la atención. Pero como faltando dos semanas para inaugurar nos encontramos con una rave allí de dos días, hablamos con los que la organizaban y nos dimos cuenta de que podríamos ser muchos más y entonces empezamos otra ronda de invitados, también con espontáneos, hay unos cuantos artistas que directamente nos comentaban que les gustaba la idea y que querían participar y ahí están. Pero es importante recalcar que no había un plan, esto ha sido algo natural que ha surgido de la necesidad de todos de experimentar.

- Hacéis hincapié en la libertad que habéis tenido en este proyecto, en la posibilidad de experimentación ¿os sentís muy acotados por la institución artística? ¿Qué os quita esa libertad de movimiento o quizá debería decir, esa libertad de creación? ¿Crees que es posible un modelo en el que esté presente la libertad de acción y la no precarización del trabajo del artista?

MARLON DE AZAMBUJA: El refuerzo que hacemos en la idea de experimentación y libertad viene principalmente de dos puntos. El primero es la espontaneidad de este evento, que ha sido creado únicamente para responder a nuestras ganas y necesidad de probar cosas, sin las presiones de un evento «oficial», un lugar para probar ideas, fallar, equivocarse sin consecuencias, como si fuera casi una ampliación del estudio. El segundo punto tiene que ver con las proporciones, el espacio es enorme, desconozco lugar en Madrid que tenga espacios así, salvando las grandes instituciones, así que proporcionaba como lugar ideal para pensar a escalas que van más allá de los espacios casi domésticos que tienen nuestros estudios. No empezamos eso como una crítica institucional hacia la falta de espacios, aunque está claro que existe esta carencia sobretodo para los artistas más jóvenes, tampoco pensamos en eso como una alternativa para suprimir las instituciones o galerías, aunque nos interesaba a todos poner en diálogo nuestro pensamiento con un espacio cargado de significados, políticos, simbólicos y físicamente poderoso. También me resulta interesante poner a prueba cómo las cosas que hicimos resisten a las acciones del tiempo y de las gentes, un lugar para pensar el arte más como una experiencia que como una serie de producciones objetuales. Yo personalmente creo que podemos hacer más y mejor, que con más recursos esta ciudad podría potencializar mucho toda la creación que ya hay y estimular el nacimiento de nuevas cosas, haciendo con que esa riqueza cultural llegue más a personas que viven en Madrid. Pero claro, para eso hay que creer y entender el valor del arte como una herramienta transformadora, que genera pensamientos transversales y puede ampliar nuestro pensamiento y entendimiento sobre absolutamente todo.
REFERENCIAS
(1) Término acuñado por Erik Harley, que hace referencia a las construcciones faraónicas características de la arquitectura española de los 2000.
No os olvidéis de visitar https://www.instagram.com/aragon.park/